Introducción: Sobre el sentido de la existencia. Algunas corrientes filosóficas.

El tiempo como un avance sin retorno

Creemos que la mejor forma de pensar en filosofía es también saber reconocer la incisión histórica que tiene cada movimiento de pensamiento. No podemos entender el sentido de la existencia si no entendemos la pertinencia que tiene preguntarse por lo que somos. Cada época ha tenido una forma diferente de encarar tales cuestiones. Lo que vamos a hacer en los siguientes apartados es intentar entender quiénes pensaban y por qué pensaban de esa manera.
Lo interesante de pensar en la existencia es que no es un pensamiento inmediato, pese a que siempre estemos existiendo. Puede parecer de Perogrullo preguntarse por algo que ocurre ¿Qué sentido ha de tener la existencia más que el que se da? Da igual que me pregunte o no, porque, ¿acaso no voy a seguir existiendo? ¿En qué medida puede servirnos de utilidad pensar en lo que ya ocurre?
El sentido de las cosas
(o el sinsentido de las mismas)
Ante esta inmediatez, la filosofía pide calma para analizar la cotidianeidad. Vamos a plantearnos el principio de la unidad desde el siguiente punto: ¿qué hay de asombroso y de tedioso en existir? Cotidianamente, podemos estar asombrados o hastiados con el mismo acto: un día, podemos quedar fascinados con el amanecer más cotidiano, mientras que otro, el mismo paisaje amaneciendo nos puede resultar tedioso ¿A qué se debe tal dualidad? ¿Es contradictoria?
Para ayudarnos a plantearnos preguntas genuinas, vamos a apoyarnos en la tradición occidental del pensamiento. La idea es que a través de un viaje de, aproximadamente, dos mil años (aunque con grandes cortes) consigamos hacernos una idea de cómo reflexionar sobre nuestra existencia. No tanto buscando respuestas, sino sabiendo hacer las preguntas correctas.
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