Respuestas de la filosofía para descolonizar el pensamiento. Parte II.


Volviendo al racismo, ahora vamos a responder a una de las tres preguntas de la Pequeña introducción a una filosofía decolonial.

 ¿Qué respuesta le ha dado 
históricamente la filosofía, 
y concretamente la antropología, al racismo? 

Y, puestos a filosofar... ¿podemos pensar filosóficamente el racismo sin ser racistas?

Aristóteles, gran referente en la Ética aun en nuestros días, defendía la esclavitud como algo natural. 
Para él, hay esclavos y amos, y esto es un orden natural que el Hombre ha de respetar. Y hacer respetar. No hay humanidad -es decir, no se es Hombre, teniendo en cuenta de que en la Grecia clásica no existía la pretensión de universalidad como la entendemos los modernos- fuera de este orden



La Historia del Hombre
Los griegos, como otros grandes imperios de la Antigüedad y de después, eran esclavistas. Pero no racistas. Ya hablamos de que el racismo es una construcción moderna, una forma de ordenar nuestra sociedad jerárquica. El griego encuentra la justificación de su orden en la naturaleza, como también lo hacemos nosotros (véase Derecho Natural). Aristóteles se refiere a la esclavitud como parte de un orden natural, refiriéndose a algo que no puede ser cambiado. Así, la defensa de la esclavitud no es racismo, sino clasismo

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Pero ya decía el refrán:
"Al olor de los dineros
ya vendrá algún forastero
que no conozca tu historia,
con los ojos bien tapados
como el burro de la noria."
No solo se trata de ojos, amigo Bob,
como nos enseña Moha Gerehou

¿Por qué sostengo que el racismo es un fenómeno de la Edad Moderna? No es algo que me haya sacado de la manga, claro. Hay razones, y en entenderlas está la posibilidad de desmentirlas. De neutralizar la ideología -artificial siempre- que opera en nosotros haciéndonos creer que la desigualdad responde a 
un orden natural. Porque si queremos pensar bien 
sobre el racismo (y ya de paso, si después queremos construir un pensamiento antirracista operante) 
hemos de entender cuál es su origen. Y cuál no. 
Saber diferenciar es también una práctica filosófica. Entender que las cosas pueden ser iguales, semejantes o distantes nos ayuda a pensar de forma rigurosa, 
ya que nos ayuda a atenernos a las preguntas que nos hacemos, y a ordenar nuestras ideas, creencias, subjetivaciones, percepciones... 

Volviendo al tema de los imperios antiguos -de la Edad Antigua- esclavistas:
estos nunca basaron la legitimidad de la conquista de territorios
en la clasificación de seres humanos por su raza.
¿Por qué? Porque no había razas.

Un poco de genealogía

Comenzamos por la etimología. La palabra raza viene del italiano razza, que significa familia o grupo de personas. Y esta, a su vez, viene del árabe râs, que puede traducirse como origen o descendencia. En francés -la lengua de la antropología por excelencia- se usa desde el siglo XV. 

La raza, como se entendió a partir del siglo XVII en Europa, tiene una categoría mucho más ideológica que la de señalar inocentemente la heredad de los individuos. Tal carácter ideológico es algo que podemos designar como inasible, científicamente hablando. Parece que la raza es como una clasificación necesariapodríamos llamar, ya que lo que se clasifica es algo que todos podemos ver: si físicamente todos somos diferentes, pero algunos más que otros, será porque esas diferencias significan algo. La clasificación por razas obedece a una constatación evidente, nos dicen los antropólogos físicos, que se hace aplicando el método empírico-analítico

Esto no quita que la categorización por razas de los seres humanos sea una clasificación artificial. Y no lo digo yo, es algo que nos dicen los antropólogos físicos:

“Así como los naturalistas nunca han conseguido ponerse de acuerdo para encontrar un criterio susceptible de definir rigurosamente la especie, tampoco los antropólogos han sido capaces de probar que las separaciones por ellos establecidas en el interior del complejo humano, y a las que llaman razas, sean realidades objetivas”
Introducción de Las razas humanas, de Paulette Marquer

Los antropólogos físicos son aquellos que se dedican al estudio de las diferentes morfologías humanas, es decir, aquellos que trabajan con la clasificación de las razas. Sabiendo que no pueden probar que la categoría de raza sea una realidad objetiva, ¿cómo seguir sosteniendo su uso dentro de una ciencia?

“Si pasaron de largo la cuestión y continuaron estableciendo clasificaciones raciales fe porque era el único procedimiento metódico del que disponían para dar cuenta de las variaciones morfológicas, realidades estas que no pueden ser puestas en duda.”
Las razas humanas, Paulette Marquer

La antropóloga Paulette Marquer habla de los rasgos fenotípicos. A nadie puede pasarle por alto que la mayoría de las personas negras tienen una nariz más ancha que la mayoría de las personas del Japón. Negar esto sería una estupidez. La Antropología, constituida como una ciencia de lo humano, estudia el por qué de esas diferencias. Se pregunta por la causa y el origen de ellas. Continúa defendiendo Marquer el estudio de la antropología física de la siguiente manera:

[Como la determinación de una raza no podía establecerse por la continuidad de su tipo en el tiempo], siempre insistieron en el carácter abstracto de la noción de raza: «Es la reconstitución de una cosa real, pero no captable directamente. Las razas existen, no se las puede negar, nuestra inteligencia las comprende, así ve, mediante el estudio las delimitamos; cuando se suprimen imaginariamente las mezclas entre los pueblos, sus cruces, inmediatamente se nos muestran claras, inevitables, como una consecuencia fortuita de la herencia colectiva, con todas sus características anatómicas y fisiológicas, pero, de hecho, son completamente intangibles» (P. Topinard, 1885)”
Las razas humanas, Paulette Marquer
(Negritas mías)

Es decir, que podemos ver las diferencias, pero estas diferencias no constituyen ningún campo de estudio científico más allá de la Historia de estos grupos humanos y la relación con el genotipo y el ambiente: nos podemos llegar a preguntar ¿qué relación existe entre las características humanas y el ambiente? ¿se trata de azar o hay alguna ley que las regule? Hacerse esas preguntas son constitutivas de ciencias. Las ciencias intentan desentramar lo caótico para encontrar la ley que sigue la naturaleza. Más lejos de este tratamiento, Marquer nos dice que la cuestión de la razas se convierte en una cuestión racista:

“[…] Señalemos que los antropólogos actuales se han puesto de acuerdo acerca de las siguiente definición de raza: «Es una agrupación natural de hombres que presentan un conjunto de caracteres hereditarios comunes, san cuales sean sus lenguas, costumbres o nacionalidades» (H. V. Vallois, 1951). La raza constituye, pues, la única agrupación humana basada exclusivamente en criterios físicos. La raza es un hecho biológico, una unidad zoológica, que no hay que confundir ni con la etnia o el pueblo, que son unidades culturales o lingüísticas, ni con la nación, que es una unidad política. […] La noción de raza, tal y como la conciben los antropólogos, solo se apoya en consideraciones físicas, intencionalmente ajenas a todas las motivaciones afectivas, sociales o políticas que están en el origen del racismo.
Las razas humanas, Paulette Marquer

Tenemos que tratar con cuidado estas cuestiones, porque muchas veces disfrazamos de Ciencia prejuicios y obviedades que no tienen razones lógicas. Cuando un argumento parece lógico, pero no lo es, hablamos de falacias. 

Como ejemplo de lo que quiero decir, vamos a argumentar malamente (sic.) de forma racista. Lo que hacemos para disfrazar el racismo de argumento válido es lo siguiente: 

1) Premisa: Cogeremos un dato real, que sea fácil de encontrar, es decir, traeremos a colación un hecho: el índice de alfabetización que hay en África. Lo compararemos con otro hecho, con el que hay en Europa. Y ahora, con esos dos datos delante nuestra, argumentaremos que las razas tienen su razón de ser en diferencias que todos podemos ver
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Datos por países (FMI) Siempre vienen bien mapas para aseverar los datos.


2) Conclusiones: Como nos interesa encontrar aquello que nos diferencia forzamos la mirada a la diferencia de razas, para explicar lo obvio, lo que todos podemos ver… Es decir, establecemos un orden artificioso que evidencie la diversidad, la historia y el presente de diferentes grupos humanos, y a ese orden lo llamamos, por ejemplo, clasificación en razas. 

Estamos cometiendo una falacia formal, de generalización apresurada: hemos escogido unas premisas (los llamados hechos) y hemos extraído una conclusión sin atenernos a un buen razonamiento. En otro momento le dedicaremos más tiempo a las falacias, porque este tema es más complicado de lo que parece

Lo que tenemos que observar es que el racismo, una ideología que menoscaba los derechos de los individuos por cuestiones de raza, se nos oculta constantemente. Y La Ciencia no acaba con el racismo: mentar a la Ciencia, en mayúsculas, simple y llanamente no nos salva de ser racistas. Seguro que podemos encontrar a algún experto antropólogo que respalde la diferencia de razas. Recurrir al tan socorrido sentido común, o decir que esta gran verdad de que las razas existen no puede ser dicha por culpa de la censura de lo políticamente correcto son tácticas argumentativas que evitan el debate sincero y complejo sobre esta cuestión
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En el siglo XIX, cuando fue realizado este dibujo,
algunos científicos consideraban a las personas de piel negra
 una subespecie humana
Si estamos interesados en tener un pensamiento a prueba de falacias, debemos ser muy críticos con nosotros mismos, con lo que nos rodea y con lo que nos han enseñado. Ni la propia Filosofía, en su desarrollo histórico, ha podido librarse del peso que nos deja esa fuerza de entender lo Natural (lo dado por la naturaleza) como lo Real (lo que tenemos en el presente). La filosofía no avanza citando al sentido común, sino forzando a ese sentido común a salir de su comodidad. Bien es verdad que podemos encontrar dos grandes tendencias a la hora de establecer la relación de la Filosofía con su ambiente social:

-         Defensora del status quo, es decir, como corriente del pensamiento que legitima a los poderes terrenales: Estado, Religión, Mercado.

-         Defensora de una teoría crítica, es decir, una filosofía que establece una corriente del pensamiento que establece una actitud crítica contra estos poderes terrenales.

Como ocurre con la educación, que puede servir tanto para adoctrinar como para liberar al individuo. 

Tales tendencias no son líneas paralelas, enfrentadas y destinadas a no tocarse. Mas bien, suelen convivir en los mismos espacios. Sirva como ejemplo la actitud de Aristóteles con respecto a la virtud. Pese a ser un defensor del sistema esclavista y estar a su vez cerca del poder, con sus mas y sus menos, su ética nicomaquea sigue siendo un referente ya que defiende una ética que no cae ni en la universalización de un comportamiento ni en una relatividad vacía:

La virtud es, por tanto, un hábito selectivo, consistente en una posición intermedia para nosotros, determinada por la razón y tal como la determinaría el hombre prudente. Posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto. Y así, unos vicios pecan por defecto y otros por exceso de lo debido en las pasiones y en las acciones, mientras que la virtud encuentra y elige el término medio. Por lo cual, según su sustancia y la definición que expresa su esencia, la virtud es medio, pero desde el punto de vista de la perfección y del bien, es extremo. 
Ética a Nicómaco, Aristóteles, libro 2, 6

Su ética, su política y el resto de su filosofía solo tenía en cuenta un sujeto: el ciudadano,
meme de desmotivaciones.es 
 el hombre heleno libre. Ni las mujeres ni los esclavos son los sujetos que Aristóteles contempla. Falsear este dato sería engañar sobre la actitud de la Filosofía durante siglos, ya que ha sido androcéntrica y elitista en su actitud. Pero rechazar la filosofía y no aprender de ella por no alcanzar nuestras cotas contemporáneas de igualdad, sería engañarnos a nosotras mismas sobre la importancia que este párrafo aguarda en su contenido. 

O a lo mejor no.  

Si filosofamos a martillazos como nos pedía Nietzsche, que es otra opción legítima, derribaríamos a esos viejos ídolos del panteón filosófico. Nuestra ética no tendría una deuda con un pensador esclavista. Empezaríamos desde cero.

Hemos de tener en cuenta que estudiando Historia de la filosofía también es hacerse preguntas filosóficas. 

Somos capaces de entender que la colonización de las Américas, la trata de esclavos africanos, el comercio internacional y todos los procesos que se sucedieron económica y políticamente desde 1492 cambiaron el mundo irreversiblemente. Que la conquista europea de América es el primer paso de la Globalización. También somos capaces de entender que el sistema colonial es un sistema injusto, basado en la dominación de una pequeña parte por otra. 

Pero tal apreciación es anecdótica si no llega la crítica. Esta crítica está dirigida al centro de nuestro pensamiento. Hemos de hacerla calar en todas las partes de nuestra cultura.  

¿Nuestra historia sigue siendo eurocéntrica? Volvamos a la Historia de la Filosofía: la gran mayoría de los filósofos que estudiamos (Descartes, Locke, Hume, Kant) nos remiten a la Modernidad. 

La Modernidad es una categoría que hace referencia a los procesos sociales e históricos que tienen sus orígenes en Europa Occidental a partir de la emergencia ocasionada desde el Renacimiento. El movimiento propone que cada ciudadano tenga sus metas según su propia voluntad. Esta se alcanza de una manera lógica y racional, es decir, sistemáticamente dándole sentido a la vida. Por cuestiones de manejo político y de poder, se trata de imponer la lógica y la razón, negándose a la práctica de los valores tradicionales o impuestos por la autoridad.
La Modernidad es un periodo que principalmente antepone la razón sobre la religión. Se crean instituciones estatales que buscan que el control social esté limitado por una constitución y la vez se garantizan y protegen las libertades y derechos de todos como ciudadanos. Surgen nuevas clases sociales que permiten la prosperidad de cierto grupo poblacional y de la marginalidad de otro. Se industrializa la producción para aumentar la productividad y su economía; y, finalmente, es una etapa de actualización y cambio permanente.
Definición de Modernidad en Wikipedia

Como nos enseña Enrique Dussel, el mito de la Modernidad como un acto de liberación a través de la Razón (con mayúsculas, por supuesto) que solo concernía a lo europeo porque es el continente que tiene la potencia necesaria para crear toda la cultura, no es más que, precisamente, un mito, y además de características provincianas ¿No deberíamos proponer otro tipo de lectura de la Historia Universal si la Globalización es un proceso mundial

Europa no puede ser considerada centro del mundo hasta el siglo XIX. Es decir, hasta la culminación de la llamada Revolución Industrial. Antes de esto, no era un centro, era una parte más del comercio mundial. Y después del siglo XIX, vino su decadencia. Las dos Guerras Mundiales echaron por tierra su supremacía frente a otras potencias (la URSS y Estados Unidos, y tras la guerra fría, solo Estados Unidos, ahora el mapa es más complejo). 

El racismo es un invento ideológico que justificará a los europeos su dominación en el mundo de forma teleológica. Los filósofos participan activamente en la creación de ese relato mítico. Kant, Hegel, el ya citado Nietszche son racistas y eurocéntricos, así como lo han sido sus discursos, sus formas de entender la Antropología o la Historia

Los discursos de los filósofos no son un montón de opiniones sobre un tema, sino que, de una forma muy razonada, usan una particular forma de pensar en la ciencia que concierne a El Hombre, es decir, una antropología, que legitima sus ideas de que lo civilizado es lo europeo y todo lo demás es lo otro, lo salvaje, lo que ha de ser domesticado. Es una manera que no solo sirve para defender la dominación europea en el mundo tras el siglo XIX, sino que también explica la inferioridad de lo otro y lo culpa por su inferioridad. 

La antropología tiene una parte indispensable de racismo en su historia, y no planteársela y esperar no ser racistas es un imposible. 

El "blanqueamiento" de la historia es omnipresente en todos los pasajes de esta que estudiamos desde el colegio hasta la universidad. 

Incluso en la historia que a nosotras más nos concierne: la historia de la Grecia Antigua. Para muestra, el libro de la Atenea Negra de Martin Bernal (véase Black Athena en Wikipedia o en su propia página). Si bien es verdad que en la Antigüedad no había ninguna duda de que los griegos tenían una gran influencia de los egipcios y los fenicios, esto es, de culturas africanas, en el siglo XIX dejó de estar tan claro ¿Cómo puede ser que la cuna de la civilización europea -se decían los eruditos europeos- surgiese de personas negroides y amarillas, consideradas inferiores según estudios antropológicos, es decir, según un método científico? 

Existen muchos debates académicos en torno al libro, sobre la fiabilidad de los datos y los métodos que utiliza el estudio. Pero los debates no borran la cuestión de fondo. En el siglo XIX se hizo un proselitismo europeísta en todas las ciencias.

No se trata de inventar revolucionando. Esta historia crítica se interesa en poner a cada cosa en su sitio: saber qué es una construcción ideológica de acuerdo a lo que estudiamos como verdad, qué es lo que entendemos por un hecho y hacia dónde nos lleva creer en todas las verdades que aceptamos. 

Pongamos un ejemplo de un marco más local. Soy andaluza y cuando estudié la historia de mi comunidad, la estudié según los grandes hitos de Occidente: Prehistoria, Edad Antigua clásica, Edad Media, Edad Contemporánea. No fue hasta cuando acabé la carrera que me di cuenta de una cosa, y supongo que no será solo mi caso. Parémonos a pensar en la idea que tenemos de la Edad Media. Todos sabemos que es la época que va desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta la conquista de América. Cuando hablamos de sus características, decimos que es un sistema feudal. Pero de los diez siglos que dura la Edad Media (entendida la época histórica aquí literalmente como un espacio de tiempo), si nos referimos a Andalucía, en esa época no había sistema feudal. Al-ándalus funcionaba con un sistema mercantil y urbano. No había 3 estamentos (clero, nobleza, pueblo), sino multitud de clases sociales y diferentes trabajos especializados. Era lo normal, ya que Córdoba tenía una población de más de 400.000 personas en el año 1000 después de cristo. Y dejaremos para otro día lo del mito de la re-conquista.

Hay que tener en cuenta estos datos a la hora de aceptar la veracidad de un relato histórico y cuestionarnos porqué, siguiendo en el ejemplo, nos explican las características de la Edad Media con estas fallas. Si no lo hacemos, estaremos aceptando un relato que creemos verdad, pero que no diferenciamos entre sus hechos y sus mitos. Bien es verdad que los mitos son importantes y necesarios en las culturas humanas, ya que configuran nuestra realidad de forma inevitable. Pero nunca deberíamos confundir qué es mito y qué no lo es. Sería, para entendernos, como confundir el sueño con la vigilia, una maldición. Y, también, una forma de locura. 

Resumiendo: la filosofía es una forma de pensar rigurosamente, que puede servir tanto para hacer racismo, como para desmontarlo. Utilizando nuestra capacidad de pensar de forma libre y autónoma, hemos de preguntarnos qué clase de pensamiento queremos hacer. 

Ejercicios:

1) Comentar este vídeo
Es un fragmento de Las llaves de la memoria (2016), película de Jesús Armesto.
En clase discutiremos la pertinencia o no de lo que se dice.

2) El caso de Apu en los Simpson

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